Certificada en Disciplina Positiva para Familias por la Positive Discipline Association
Certificada Disciplina Positiva en el Aula por la Positive Discipline Association
Certificada en Disciplina Positiva para Organizaciones por la Positive Discipline Association
Certificada en Sikkhona por el Instituto de Comunicación
Desde que recuerdo, mi vida ha estado marcada por mi vocación docente. Me licencié en Filología Hispánica para poder cumplir mi sueño de ser profesora. Entré por primera vez en un aula con tan solo 23 años y fue sumamente revelador. Me enamoré de mi profesión sabiendo mucho de literatura y poco de cómo tratar a mi alumnado. Pero la observación y la escucha activa me ayudaron a conectar con la adolescencia, etapa que me fascina. Llevo más de 15 años entrando feliz día tras días en aulas de Barcelona y París.
En 2013 me convertí por primera vez en madre y me gustó tanto que repetí dos veces más. La maternidad me reafirmó todavía más la necesidad de respetar y acompañar la infancia y la adolescencia. Adoro ser madre. Adoro a mis hijas y a mi familia imperfecta. Me inspiran y me impulsaron a dejar las aulas para ayudar a madres, padres y docentes a cambiar la mirada hacia la infancia y la adolescencia. Gracias a ellas sigo enfocada en dar herramientas a las familias que creen que el amor y el respeto son necesarios para crecer felices.
Mis ganas de seguir aprendiendo, junto con el convencimiento de que otra educación es posible, me motivaron a formarme en pedagogía Montessori y en Disciplina Positiva para familias y centros educativos. Y así, la Disciplina Positiva y la pedagogía Montessori se convirtieron en mi filosofía de vida.
2019 se presentó con un reto muy motivador: formar parte de la dirección de una escuela Montessori en París. Liderar un equipo requiere también un aprendizaje. Me certifiqué en Disciplina Positiva para Organizaciones y en coaching para empresas para poder fomentar un ambiente respetuoso que favoreciera las relaciones interpersonales sanas. Fue un trabajo intenso, complejo y repleto de dificultades, pero es sumamente gratificante ver crecer un equipo.
En todo este tiempo, he sido testimonio del poder transformador del cambio, de la capacidad que tenemos para sacar nuestra mejor versión y mejorar nuestras relaciones personales. Creo que cada persona es única y tiene alguna cosa auténtica que ofrecer. Creo también que cada persona merece ser escuchada y empoderada en su proceso. Confío firmemente en el ser humano y estoy convencida de que juntos podemos hacer un mundo mejor.